Vamos a Crear es el resultado de las Actividades Culturales entre: los trabajadores del Metro de Caracas, El Concejo de Gestión del Calvario, FUNDARTE, La ONA, Consejos Comunales del Sector Caño Amarillo, El Colectivo Cultural "ARCOÍRIS DEL SUR" y demás Organizaciones Públicas y Comunitarias que hacen vida cultural en estos espacios.

domingo, 28 de febrero de 2010

TALLER DE DANZA

DANZAR, DANZAR Y CRECER DANZANDO.


Danzar como los caballitos de mar es una aventura bien linda que puede parecerse a un poema de Aquiles Nazoa o a una fiesta escolar coloreada en una pequeña hoja de papel que vuela en dirección al Sol en una tarde cualquiera de Febrero.


Es que CAÑO AMARILLO se ha vuelto una danza de muchachos que todos los días tienen algo que decirle a la gente. Es que esos carajitos no se cansan de darle vueltas a ese pequeño mundo que es la imaginación, es que el movimiento se ha convertido en símbolo del ritmo y en el acompañamiento de las melodías surgidas del infinito encanto del espacio azul.


Es que Raquel tiene un pequeñito grupo de saltimbanquis que vuelan como los grillos cruzando el salón mágico del tiempo bebiéndose el anaranjado de las tardes bonitas de Caño Amarillo.


De manera que la media tarde se convierte en una niña-mariposa y el cuerpo se le hace un detalle del imaginario rítmico del pequeño grupo que danza sus primeros pasos como símbolo de querer volar alguna vez para atrapar nubes más allá de la melodía que crece los niños.


Comenzaron las clases de danza y con ella se nos llenó el corazón de pisadas suavecitas como si estuviéramos en una escuela de imágenes repetidas que mueven al cuerpo un, dos, tres hacia cualquier lado y con la punta del pié se sostiene el sueño de ser alguna vez un colibrí de celofán y un ala de colores que le sonríe a la paz.


El pequeño gran salón de Danza se colmó de movimientos y las palabras solo se dicen para indicar que subió el telón para el primer grupo de danzarines de colores que poblaran el pequeño mundo de CAÑO AMARILLO.

TALLER DE GUITARRA PARA NIÑOS PRIMERA JORNADA

SEIS CUERDAS Y UN MAGICO CAJON DE SONIDOS

Los niños se encontraron en CAÑO AMARILLO en el pequeño espacio donde surgen las ideas y se inventan las canciones para aprender de la guitarra los encantos divinos de la magia maravillosa de la música, entonces había llegado el momento de sacarle sonido a aquel pequeño cajón que recitaría alguna vez las mismas flores que adornaron la vida de tantas gentes.


El curso de guitarra ya comenzó, nuestros carajitos centraron su interés en aquél personaje rodeado de interrogantes que les enseñaría a partir de ahora a conocer ese extraño método de hacer con esas seis cuerdas un pequeño mundo donde guarecer la nuevas inquietudes.


El curso de guitarra abrió una pagina llena de colores y de ella salieron notas chiquiticas como si fueran grillos huyendo de la noche y aquel maestro y esos carajitos comenzaron a intercambiar emociones que se hacían parte de ese pentagrama de luces que fueron las sonrisas de ese puñado de muchachos que aprendían a poblarse de música.


La guitarra es una cajita de madera que sueña despierta a llorar melodías de todos los tamaños y es una amiga que anda en el hombro de sus amigos como la compañera de bohemia de todo aquel que se cree niño cada vez que canta alguna tontería.


Aquel taller de guitarra parecía el zumbido musical de las seis cuerdas desgreñadas que se paseaban por entre los dedos desordenados de esos muchachitos y muchachitas empeñados en parecerse a la tostada voz de los guitarristas españoles de la edad media.


El maestro es un flaco desgarbado chorreado de música hasta en la poesía de las cosas que hace para llegar al corazón de los muchachos, es la vida de las pausas que marcan el compás del aprendizaje y es la nota exacta de lo bonito que resulta aprender a la luz de una estupenda tarde en un taller de guitarra especialmente hecho para soñar.

TALLER DE FOTOGRAFÌA SEGUNDA JORNADA

ATRAPAMOS UN PEDAZO DE LA HISTORIA


Hoy decidimos cazar historias y salimos con nuestras cajitas de sorpresa a buscar en cada rincón del centro de la ciudad la razón de ser de cada cosa que se dice de ella.


Entonces descubrimos que la plaza Bolívar es un lugar grandote con muchísimas cosas que contar y con una enorme estatua del padre de la patria en el centro desafiando al tiempo y a las atrevidas palomitas de colores que pueblan las ilusiones de los carajitos cazadores de imágenes.

Así fue que decidimos montarnos en el caballo del grande héroe y cámara en mano recorrimos de un extremo a otro las pequeñas anécdotas que los tiempo mantienen ocultas en cada edificación que capturamos en las mágicas cajitas de sorpresa como si fueran las mismas mariposas de papel que cazábamos cuando éramos mas pequeños.


Atrapamos la enorme mole que es el edificio de la asamblea con su grandota bandera volando hacia el firmamento de sus ocho estrellitas sobre la cúpula de oro que parecía una pelota de trapo en el centro de una ponchera de miradas.


El palacio municipal parecía una casa grande del tamaño de una casa de acuarela en un cuadro de verdad pintado por un viejito con boina azul y barba de flores de tiempo que al igual que el palacio del Gobierno Capital se enfrentan de norte a sur con los personajes que los cronistas guardan en los baúles de libros que no podemos fotografiar por que las imágenes no caben en las camaritas donde se guardan esos detalles que los niños no saben decir con palabras.


Hasta el borrachito tirado durmiendo la pesadez de la ebriedad formó parte del escenario donde crecieron el palacio arzobispal, la casa amarilla, el adolorido cine Principal que se encuentra envejecido por la desidia de los que no lo conocen.


La Catedral con su barriguita llena de prelados que se ocultan en el silencio de sus capillas misteriosas y blancas y la santísima trinidad de la familia Bolívar que duerme entre las oraciones de las beatas y los curiosos carajitos que deambulan cámara en mano en busca de cazar el mejor momento para llevarlo consigo hasta el centro de la plaza de San Jacinto y exponerlo ante el reloj de Sol que no duerme nunca la siesta de los relojes que hacen tic-tac.


Lo malo de la linda experiencia del segundo taller de fotografía, es que llegaba a su fin casi sin darnos cuenta que estábamos frente a la cuadra mas Bolivariana de la ciudad, allí están el museo Bolivariano, la Casa Natal del Libertador, La Sociedad Bolivariana y hasta un archivo bolivariano con su calle empedrada y la torreta que quedó de los restos del templo de San Jacinto que cayó con el terremoto de 1812, además de la Tarraya, la sombrerería y hasta la venta de piñatas que es un lugar desde donde se inventaron las rochelas de los cumpleaños de casi todos estos carajitos que nos acompañan en esta aventura fotográfica.

ACTIVIDAD CULTURAL

UN CARNAVAL CON CIRCO Y TODO


Muchos, muchos carajitos nos sacaron de la tediosa rutina de la cotidiana jornada de todos los días. La bulliciosa comparsa de niños de todas las edades conmovió a todos y nos salimos a observar aquel escandaloso momento de euforia y traca- traca que marchaba hacia la estación Caño Amarillo su lugar de destino.


Allí los esperaba una enorme estructura de metal como si fuera una torre con cintas multicolores que la hacían parecer un trapecio de juguete y alrededor del cual se sentaron los niños alborotadores con su escandalosa carga de alegría.


Disfrazados de tantas cosas y tantos animalitos la tarde se vistió de carnaval y se llenó de pitos y trompetas de cartón y los carajitos ensordecieron los espacios de la estación y llenaron de colores el corazón de los transeúntes y la alegría voló por sobre la tristeza de la ciudad y entonces la ciudad llenó sus ojos de muchachitos.


El circo abrió entonces sus cortinas y apareció un payaso con la nariz roja como una manzana y comenzó así la ceremonia de la risa y la risa reinó como si despertáramos de un sueño de alegría.

Luego otros payasos dieron vueltas y vueltas en una gran rueda de locura que nos hacía reír sin cesar y los niños no paraban de asombrarse ante tanta pericia y ante tanta broma juntas.


Luego, una señorita voló por entre las cintas de colores de la estructura enorme e hizo unas maravillosas piruetas que asombraron la ingenuidad de aquél público pequeñito que miraba aquello con el sabor de la aventura como compañía de los grandes desafíos de los héroes.

La danza entró majestuosa al paso de DITIRAMBO como si fuera la llegada definitiva de los colores a la estación CAÑO AMARILLO del Metro de Caracas y los y las bailarinas hicieron del movimiento una fuga de cuerpos al ritmo de los maravillosos compases de la música asombrosa de la patria.


La coordinación de Cultura del Metro vio desde el público lo bonito de la primera actividad masiva de la toma cultural de los espacios de esa Estación y se sumaron al escándalo de aquellos carajitos irreverentes que desfilaron con el carnaval y con el circo como si fueran los momos de toda la vida.

jueves, 25 de febrero de 2010

TALLER DE FOTOGRAFÍA parte 1

CAZAR IMÁGENES CON UNA PEQUEÑA CAJITA DE SORPRESAS


En torno a un pequeño grupo de carajitos de todos los tamaños comenzamos a inventar caminos de todos los colores y con unas cajitas de sorpresas casi mágicas salimos hacia el parque a cazar imágenes como si fueran mariposas de papel en vez de hojas que vuelan con el Sol en una caprichosa danza de luz.

Salimos a cazar imágenes con esas cajitas chiquitica del tamaño de los sueños y capturamos iglesias y edificios como si los hubiéramos dibujados con las manos embarradas de palabras y atrapamos al Calvario con árboles y todo como si El Calvario fuera un cuento de Aquiles Nazoa el inventador de caballos de colores que comían jardines.

Cazamos de todo, hasta viejitos bailando con el tiempo y lanzándose serpentinas de canas azules en un carnaval de movimientos alocados que las cajitas no podían capturar.
Hasta cazamos un puente y una capilla y un enorme monumento grandote como un gigante de maíz con una estatua mirando hacia los ojos del Guaraira Repano y atrapamos unas escalinatas que casi llegaban al infinito de un cuaderno de dibujo.
Aquella mañana maravillosa parecía un gran salón donde los niños jugaron a ser adultos y donde la cajita de sorpresas era la ilusión de crecer del tamaño más allá de los árboles y mas allá del viento que se bebe a las nubes y se marcha con las flores y las hojas por todas partes.


Es que el Taller de fotografía es una queña historia salida de todas las historias que a los muchachos les gustaría contarse todos los días desde el lado posible de la pequeña cajita de sorpresas que es la camarita de atrapar mariposas de papel.