Muchos, muchos carajitos nos sacaron de la tediosa rutina de la cotidiana jornada de todos los días. La bulliciosa comparsa de niños de todas las edades conmovió a todos y nos salimos a observar aquel escandaloso momento de euforia y traca- traca que marchaba hacia la estación Caño Amarillo su lugar de destino.
Allí los esperaba una enorme estructura de metal como si fuera una torre con cintas multicolores que la hacían parecer un trapecio de juguete y alrededor del cual se sentaron los niños alborotadores con su escandalosa carga de alegría.
Disfrazados de tantas cosas y tantos animalitos la tarde se vistió de carnaval y se llenó de pitos y trompetas de cartón y los carajitos ensordecieron los espacios de la estación y llenaron de colores el corazón de los transeúntes y la alegría voló por sobre la tristeza de la ciudad y entonces la ciudad llenó sus ojos de muchachitos.
Disfrazados de tantas cosas y tantos animalitos la tarde se vistió de carnaval y se llenó de pitos y trompetas de cartón y los carajitos ensordecieron los espacios de la estación y llenaron de colores el corazón de los transeúntes y la alegría voló por sobre la tristeza de la ciudad y entonces la ciudad llenó sus ojos de muchachitos.
El circo abrió entonces sus cortinas y apareció un payaso con la nariz roja como una manzana y comenzó así la ceremonia de la risa y la risa reinó como si despertáramos de un sueño de alegría.
Luego otros payasos dieron vueltas y vueltas en una gran rueda de locura que nos hacía reír sin cesar y los niños no paraban de asombrarse ante tanta pericia y ante tanta broma juntas.
Luego, una señorita voló por entre las cintas de colores de la estructura enorme e hizo unas maravillosas piruetas que asombraron la ingenuidad de aquél público pequeñito que miraba aquello con el sabor de la aventura como compañía de los grandes desafíos de los héroes.
La danza entró majestuosa al paso de DITIRAMBO como si fuera la llegada definitiva de los colores a la estación CAÑO AMARILLO del Metro de Caracas y los y las bailarinas hicieron del movimiento una fuga de cuerpos al ritmo de los maravillosos compases de la música asombrosa de la patria.
La coordinación de Cultura del Metro vio desde el público lo bonito de la primera actividad masiva de la toma cultural de los espacios de esa Estación y se sumaron al escándalo de aquellos carajitos irreverentes que desfilaron con el carnaval y con el circo como si fueran los momos de toda la vida.
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