Vamos a Crear es el resultado de las Actividades Culturales entre: los trabajadores del Metro de Caracas, El Concejo de Gestión del Calvario, FUNDARTE, La ONA, Consejos Comunales del Sector Caño Amarillo, El Colectivo Cultural "ARCOÍRIS DEL SUR" y demás Organizaciones Públicas y Comunitarias que hacen vida cultural en estos espacios.

domingo, 18 de julio de 2010

DIA DE LOS NIÑOS

UN DÍA CON LOS CARAJITOS EN EL CALVARIO

Domingo 18 de Julio, un día bien bonito con un Sol cargado con muchísima luz y con muchos niños subiendo por las escalinatas de El Calvario como si fuera que allá arriba se estuviera celebrando una gran fiesta donde los carajitos fueran el centro del mundo, como si hubieran invitado a todos los niños para hacer del Parque una gran feria donde todos los corazones son de colores.

Es que la gente de FUNDARTE invitó a la chiquillerìa a pasar un dìa en la plaza La Estrella jugando a cualquier cosa, incluyendo a Gladys contando esas cosas bonitas que ella cuenta quien sabe cuántas veces todo el día durante todos los dìas.

Se trató de un dia con pantalones cortos de correrías y mas correrías con la fragancia de una mañana donde los libros fueron el obsequio obligado para que los muchachos se familiarizaran con las palabras que también corrieron como si fueran niñas saliendo de las paginas de colores de los libros,

Fue que el verde de los áboles se hizo parte de la poesìa de esas cosas maravillosas que inventan los niños cuando pasan en las bicicletas como si fueran papagallos que se alejan de los gritos interminables que se oyen en la plaza y que quizá se oirán hasta en el fín de la tarde.

Vimos de todo y a todos, mas bien parecía un día de encuentro donde lo casual se hizo SOL y se hizo casualidad, Ñañez (Presidente de FUNDARTE) dejó a un lado al poeta y también se hizo niño los cinco segundos indispensables en que soñó que lo era, mas allá, Carmen Cristina desmenuzó su tarantín de libros como si fueran personajes que descansaran sobre una mesa para dejarse ver con los curiosos que solo preguntaban cosas para guardarse la curiosidad en los bolsillos.

Los títeres no podían faltar, esos pequeños personajes irreverentes que hicieron del día una sonrisa del tamaño de las cosas. También los tambores y el baile que generaron con esos movimientos frenéticos que se escapaban del cuerpo de los pequeños danzarines que apenas les servían para imitar el tamaño de la tarde como expresión de lo incansable del juego cotidiano en que convirtieron la clase de baile.

Es que la cosa fue bien bonita y hasta se llenaron las manos de barro y se hicieron manchas de barro por todas partes, incluyendo los respectivos lunares en los brazos y cara. Y un señor sentado debajo de un toldo jugaba a hacer figuras de papel y de allì sacó muchos pajaritos como si fuera un juego con las manos donde los niños tuvieron que emplear su imaginación para doblar en mil, las partes del papel de donde salían las pequeñas figuritas que el señor que estaba debajo del toldo les enseñó a hacer.

En otro lado de la plaza, unas señoritas vestidas como el arco iris, le pintaban cosas a los niños y niñas en la cara, como si sus caras fueran un cuaderno de dibujo, es que esas caritas entraban sonrientes y salían casi felices de tantos disparates pintados en el rostro de una sonrisa tan dulce como los caramelos de frutas que tenìa el señor de los papeles para chantajear la travesura de los carajitos.

No es la primera vez que vemos tantos niños juntos en El Calvario, pero es la primera vez que alguien se disfraza de niño para escribir sobre las cosas que hicieron los muchachos durante un día que parecía mas largo que la cola de un cometa, es que todo el parque fue tomado por los pequeños personajes que el viejo Lucho invitó alguna vez a que soñaramos desde este lado del juego interminable de los colores.

De manera que el Día del niño se hizo el día de la familia y el día de los juegos y de los juguetes, el día de las carreras y de las travesuras, el día de los caramelos y los dulce y también el día de las canciones que Gladys les murmuró desde el pequeño espacio de donde salen los sonidos y la bulla necesaria para inventar los breves espacios donde retozaban las notas musicales de los cuentos y cantos de los cuentacuentos que se sembraron en la tarde bonita de aquella fiesta

Nosotros estabamos muy contentos con lo que estaba pasando en el parque, aunque no estemos de acuerdo con llamarlo parque, porque El Calvario nunca ha sido ni será un Parque, el calvario es un pequeño mundo diseñado para caminarlo en un día y soñarlo en cinco segundos, es decir, es un PASEO.

Pero no podíamos dejar de mencionar a un personaje que habita desde hace muy poco los espacios de El Calvario, EL TRANVÍA, ese carrito de colores con muchos asiento que nos sube y nos baja con la paciencia de quién lleva la alegría de un lado a otro sin mas queja que la que producen varios carajitos juntos gritando las mismas vainas de todos los días.

Y así terminamos EL DIA DE LOS NIÑOS, sentados tomando chocolate en el Café Venezuela, el sitio obligado para sentarse a comentar de lo bello que quedó El Calvario o de lo cansado que quedaron los muchachos después de pasar un día corriendo detrás de los fantasmas del PARQUE EZEQUIEL ZAMORA en un día de pantalones cortos y mirada de tarde anaranjada.

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