Ser fotógrafo o fotógrafa no es cualquier cosa, se pueden tomar muchas fotos y hasta se pueden tomar buenas fotos, pero eso no significa que somos buenos o malos fotógrafos, llegamos a creer que ser fotógrafo es otra cosa. El fotógrafo debe tener algo de cualquier cosa, especialmente debe tener una memoria bien sintonizada con la belleza, con la poesía, con la armonía de las cosas que tiene enfrente de sí y describir las imágenes como si fueran palabras dichas para que todos las vean. Ser fotógrafo es algo así como un pintor que sabe de todo y con todo está vinculada su vida, porque la vida de un fotógrafo debería ser la vida de alguien que va por el mundo repartiendo cosas de todos los colores con imágenes de todas las formas, pero sin una sola gota de acuarela.
Nuestro TALLER DE INICIACIÓN FOTOGRÁFICA, continuó este sábado con un rato de charla que fue muy grato para los participantes donde Jorge y Mijares les contaron de cuando las cámaras eran pesadas y de rollos, de cuando se hablaba de las ASAS y de líquidos para revelar películas y tantas cosas que ya no se usan, pero que forman parte del aprendizaje que vemos en el taller.
Este sábado tomamos nuestras cámaras y en Metro nos dirigimos al centro de Caracas, donde estaban las locaciones donde iniciaríamos la tercera parte del taller correspondiente a las edificaciones históricas y modernas que forma parte del patrimonio arquitectónico de la Caracas que acaba de cumplir 443 años.
Al salir de la estación capitolio se dio inicio al irrefrenable deseo de hacerle click a la cámara por cualquier valedero motivo fotográfico, entre las viejas edificaciones de el Palacio de las Academias y la asamblea Nacional, entre las esquinas de San francisco a Bolsa, lo que es lo mismo, que decir que estábamos en el lugar mas humanamente activo de toda la ciudad.
Luego de haber registrado lo que teníamos ante nuestras cámaras de estas dos edificaciones, nos dirigimos hacia la esquina de Padre sierra, pero un guardia Nacional nos orientó hacia el interior de la Asamblea Nacional en la parte de las fuente donde nuestros muchachos y muchachas se dieron un verdadero banquete fotográfico capturando hasta el mas pequeño angulo importante de aquél lindo paisaje al que casi nadie tiene acceso y al que teníamos que aprovechar al máximo.
Fue espectacular, se puede decir que indescriptible la sensación que nos embargó el tener esa gran oportunidad que no había estado en nuestro itinerario original. Lo disfrutamos al máximo, la cúpula fue objeto de nuestra avaricia fotográfica y le dimos el tratamiento que ella y todo ese espacio maravilloso se merecía.
De allí, nos estaban esperando las chicas del Banco Central de Venezuela quienes nos tenía preparada una charla sobre los billetes venezolanos y su importancia como moneda de curso legal, la trascendencia y el valor artístico e histórico expresado en sus coloridos contenidos en un diseño ganador de un premio internacional por la presentación hermosa que significan como moneda.
Entonces, el encanto de las calles del centro de Caracas hizo su mágico click e hicimos de todas las edificaciones tanto públicas como privadas, plazas y avenidas el objeto de nuestras capturas y atrapamos en nuestras cajitas tantas imágenes que hasta unas ardillitas de la plaza Andrés Eloy Blanco fueron objeto de coqueteo de nuestras cámaras y las muy picaras quedaron encerradas en el corazón de colores hechas añicos digitales.
La plaza Bolívar y la Casa amarilla con toda su historia como guía reverencial del acto fotográfico también fueron victimas de la curiosidad de nuestras cámaras. La catedral (cerrada a esa hora) sufrió también la embestida de la pasión por las formas y tamaños de la arquitectura tanto colonial como moderna del centro de una ciudad borracha de muchedumbres que nunca se detienen a mirar de que lado les queda la historia.
Finalmente estábamos llegando al final de nuestra jornada y ...¡sorpresa! JESÚS MIJARES quien es facilitador de nuestro taller, estaba cantando en un acto en el Aniversario de La república de Bolivia que se celebraba en La plaza el Venezolano y le caímos a fotografía a todos los que estaban presente, especialmente a nuestro personaje.
Pero también en la plaza habían otras razones fotográficas que nos llevaron a ella con las que íbamos a darle el toque final a la jornada de este día sábado: EL RELOJ de sol quién fue objeto de su debida explicación y su poca conocida historia y hasta la hora conocimos como leerla en tan extraño, para nosotros, objeto medidor del tiempo.
De esta manera terminamos nuestro sabatino TALLER DE INICIACIÓN FOTOGRÁFICA en su tercera jornada muy contentos con los resultados y especialmente con la cámara cargada de un botín maravilloso que no va a servir para evaluar lo aprendido durante estas tres semanas que llevamos aventurando con nuestras cámaras por los sitios mas hermosos de la ciudad.
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