Vamos a Crear es el resultado de las Actividades Culturales entre: los trabajadores del Metro de Caracas, El Concejo de Gestión del Calvario, FUNDARTE, La ONA, Consejos Comunales del Sector Caño Amarillo, El Colectivo Cultural "ARCOÍRIS DEL SUR" y demás Organizaciones Públicas y Comunitarias que hacen vida cultural en estos espacios.

sábado, 9 de octubre de 2010

AVENTURAS DE MIGUEL VICENTE PATACALIENTE

CAMINOS DE CARACAS.

Conocí a Miguel Vicente Patacaliente un día cualquiera de cualquier mes, de cualquier año en la plaza San Martín de la parroquia San Juan, cuando un gran grupo de carajitos de las comunidades aledañas, invadieron aquéllos espacios para inventarse juegos y jugar a crear cosas y hacer de las cosas cuentos que cuentan mas allá de las palabras.

Es que Miguel Vicente Patacaliente no era nada mas un niño caminante, era también un taller itinerante que andaba por todos lados repartiendo colores y sonrisas como si los colores y las sonrisas fueran cosas llegadas de todos los barrios, como si todos los barrios fueran una plaza llena de carajitos y tarantines donde pasar un rato mirando el lado bonito de las cosas.

Y la plaza se llenó de muchachos y el mundo se volvió del tamaño de los muchachos y la magia de las manos de los carajitos hicieron aparecer los papagayos y las muñecas de trapo y las figuras de barro dejaron sus huellas marrones en los dedos maravillosos de los sueños de cada Patacaliente, los cuenta-cuentos y los títeres también formaron parte de la rueda de colores que Fundarte trajo de algún lugar bonito donde reinan los niños.

Desde entonces Miguel Vicente Patacaliente se hizo un sembrador de sueños y se lanzó a las calles a repartir colores y mas colores como si fuera un arco iris que camina por cada rincón de la Caracas muchachita que todos los ciudadanos de acá y de allá, llevamos por dentro, desde entonces en el corazón de cada carajito vive un Patacaliente que camina y camina sin descanso creando y creando las mismas cosas que los hace crecer.


Orland
o Araujo imaginó a su Patacaliente,caminando por las calles del Guarataro enseñando a los carajitos del barrio a fabricar papagayos con los colores exactos de la alegría, nunca el poeta hubiera imaginado a su Patacaliente cruzar la ciudad de un lado a otro con el rostro lleno de los colores como si fuera un arco iris de palabras que viajan en el corazón de las tardes anaranjadas de cada taller que se monta en cualquier lugar.

Es que el Patacaliente , cada día crece entre tantos, pero tantos muchachos, que Catia les quedó del tamaño de una metra o sencillamente del mismo color de la amistad que alguna vez alguien se encargó de escribirle en un viejo cuaderno de dibujo.

Ahora el Patacaliente se parece a cualquier carricito de la Cota 905 donde los niños miran a la ciudad desde sus sueños, desde la distancia mas corta del amor que le tienen al amor que le nace en la fantasía de cada cuento que les cuenta Virginia, de cada canción que les reza el Poeta del Morralito, de cada cosa que les inventa el poeta Nelson para hacerlos sentir felices en el pequeño mundo de lo posible.


Nunca Orlando Araujo hubiera sentido tan cerca a su
Patacaliente como cuando uno gochos venidos desde San Cristobal lo hicieron realidad en el momento mas bonito de la Caracas socialista donde los cuentos se cuentan desde la mano amiga del sol que sale todas las mañanas por el sur.

Nunca a nadie se le hubiera ocurrido hacer de la calle una biblioteca de todos los días, donde todos los días el libro es un taller donde las manos son la palabra escrita con el corazón de nuestros patacalientes de todas las veces, de todos los momentos bonitos de la revolución bolivariana.

Y todas las cosas de Miguel Vicente llegaron también con las lluvias, porque cada vez que llueve algún carajito se queda sin casa y entonces la ciudad se convierte en un refugio donde todos los niños del mundo se encuentran con el corazón de todos los niños del mundo y todos los niños y la gente de Fundarte se hacen un solo corazón y palpitan al mismo ritmo de las manos azules del amor.

Es que conocí a Vicente Patacaliente en un día en que Maryuri y Carmen Cristina alzaron su vuelo por Santa Rosalía y Tito en Antimano y Laura en Sucre...Ana Urbina en el Paraíso y todos esos seres que respiran el mismo aire en un día bonito en que los carajos de Fundarte se hicieron a la calle y sembraron la ciudad de la poesía maravillosa de la cotidianidad de cada carajito que tenemos en nuestro corazón después de ayer.

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