La siempre tranquila plaza Las Américas de Carrizal, se convirtió de un momento para otro, en el centro de una enorme comparsa de carnaval que solo tiene comparación con los sucesos carnavalescos de las grandes ciudades.
Las pacificas calles del municipio caracterizadas por colas muy puntuales en las horas pico, se vieron este sábado invadidas por una frenética multitud de personas y carrozas que invitaban a contagiarse de la alegría de unos carnavales que empezaron con buen pie y haciendo un recorrido por todo el pueblo en un acto propio de las comunidades participantes.
Es que hablar de carnaval está asociado siempre a las grandes urbes y todos vemos a los pueblos como sitios dedicados a pequeño eventos locales que nunca pasan de festividades patronales propios de sus tradiciones religiosas.
Esta vez la sorpresa tuvo que ver con una cola de vehículos que nos interrumpió la marcha y al bajarnos a averiguar el origen de aquello que ocurría nos quedamos verdaderamente atónitos cuando presenciamos una comparsa que a primera vista se veía infinita y con la alegría de cualquier gran comparsa de cualquier parte.
Trajes de fantasías de todos los tamaños y colores, disfraces de toda índole, unas pequeñas carrozas que fueron hechas con la mayor modestia, pero con con muchísimo cariño y buen gusto.
Nos sorprendimos por la calidad de todo lo que las comunidades organizadas estaban presentando a la opinión del gran público en un desfile que además de alegría, estaba lleno de mucho entusiasmo donde los poderes creadores del pueblo eran la premisa de lo bello y lo bueno que con ellos marchaba.
El tamaño de las calles de Carrizal se convirtió entonces, en un inmenso río de colores donde no había tiempo para sentirse triste. Es que todos eran parte de este maravilloso sentido del entusiasmo.
Nunca los políticos llenaron estas calles como hoy donde la poesía popular se refleja en cada hecho creativo con que sus vecinos han construido un carnaval partiendo de lo pequeño a lo ambicioso, de lo sencillo a lo trascendente.
CARNAVAL EN EL CALVARIO.
También el parque Ezequiel Zamora El Calvario se convirtió en el escenario de la celebración del carnaval caraqueño y varias parroquias fueron representadas por las organizaciones culturales que hacen vida en sus comunidades.
Caricuao, 23 de Enero, San Agustín, El Valle, Santa Rosalía, Sucre, San Juan fueron las parroquias que compartieron con el numeroso público asistente al parque en un día lleno de muchísima emotividad.
Grupos musicales y de danza amenizaron una hermosa jornada carnestolendas y hasta la mismísima reina del carnaval de Caracas de la tercera edad se hizo presente en la fiesta para darle mas colorido al evento organizado por La Alcaldía de Caracas y El Gobierno Capital.
Lo mas curioso del evento fue que los asistentes pudieron tomarse una fotografía de entrega inmediata vistiendo trajes de antaño tanto de damas como de caballeros, esto trajo consigo el que el público se sintieras parte de un acto donde ellos también eran protagonistas.
De manera que entre una cosa y otra, el personal responsable de la atención de la actividad fueron también parte de un hecho cultural donde todos fueron parte de un mismo carnaval sin el atropello de otros espacios.
CARNAVAL EN SABANA GRANDE.
Lo atractivo del carnaval que se celebra en los espacios del bulevar de Sabana Grande es la inmensa multitud que acude allí para mostrar los disfraces que los niños lucen como parte de una tradición que perdura en el tiempo sin sufrir grandes cambios.
En el bulevar no desfilan las carrozas, solo la gente se da cita allí como parte de esa gran vitrina de disfraces que al igual que en otros bulevares, calles y plazas son la razón de ser de un hecho cultural que atrae a todos como un mecanismo de drenar las angustias cotidianas y el quehacer diario de un ciudadano lleno de muchas expectativas.
Es el caso que en el bulevar de Sabana Grande las cosas no son tan coloridas como creemos. Los vendedores de eso que llaman TANGANA son los grandes ganadores de cualquier jornada de carnaval, pues ellos le sacan el jugo a un producto que no estamos totalmente seguro posea valores químicos que perjudique la salud y por otra parte, este mismo juego de lanzar le al otro una rociada de espuma o cualquier otro componente que ello tenga, ha generado que algunas personas se molesten y las consecuencias ya sabemos cuales son.
Pero además, estas molestias se prestan para que se salden deudas pendientes entre pandillas que acuden a los bulevares con toda esa carga de rencillas que arrastran desde sus respectivos barrios.
Hasta hace poco, el centro de atención de los carnavales eran los grandes bailes que se hacían en las plazas de cada parroquia, en lo público y en lo privado la presencia de renombradas orquestas en los diversos espacios hoteleros, clubes sociales y otros donde acudía el gran público a descargar al ritmo de moda de ese momento.
Los tiempos cambiaron este atractivo y ahora los carnavales son otra cosa, se puede decir que mas limitados a espacios específicos y la iniciativa popular tiene que ver mas con los recursos que les da el municipio que con lo que las comunidades pueden hacer desde sus propias potencialidades, aunque algunas si tienen iniciativas propias.
El bulevar de Sabana Grande tiene siempre el mismo ritmo monótono de una larga caminata donde se luce el disfraz del pequeño o pequeña, del adulto que se arriesga a parecerse a alguien o a algo y a la consabida comilona familiar de helados.
Este año notamos con mucha preocupación la presencia de unos escenarios donde la gente salía corriendo en tropel aterrorizada por algo que casi nunca estuvo bien claro, generalmente estas corridas iban acompañadas por la presencia apresurada de la policía de Caracas y por algunos agentes de la desmovilizada Policía Metropolitana.
De cualquier manera, los carnavales seguirán teniendo como centro fundamental de protagonismo a un pueblo que nunca se cansará de convertir sus alegrías en momentos únicos para hacer sentir sus tradiciones, angustias y éxitos.
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