Conozco a algunos de esos seres que llaman cantores, los conozco porque me tropecé con ellos en la vida y descubrí que ser cantor no es fácil, por eso Alí Primera pasó por todas las etapas de aquéllos cantores que hoy gozan de la reputación de ser mejores que otros, o de cobrar mas que otros, o de no cobrar nunca por lo que hacen.
Se de algunos, que como Charango, casi nunca han cobrado por lo que hacen, pero también sé de otros que cobran demasiado por lo que dejan de hacer y posiblemente lo poco que hacen lo inscriben en nombre de una revolución que les queda al otro lado de la calle, es decir, no creen ni en esta, ni en ninguna otra revolución, de manera que viven de ella como si fueran vendedores de estampitas de algún Santo famoso.
Aunque ser revolucionario y cantor es una cosa aún mas difícil, es bueno recordar que también tenemos muchos buenos cantores revolucionarios que trascienden la miseria humana de los que no creen en la canción como un arma para existir mas allá de la palabra, aunque la voz es el corazón mismo del que canta para luchar por lo que cree.
Al igual que los poetas, los cantores son seres que andan por caminos donde hay muchas sombras, donde no se puede pensar que las ilusiones son esa parte de lo sensible que aflora después de cada cosa que se dice o se canta. Es que ser cantor o cantora es una experiencia inherente a lo humano, a lo que existe en el corazón de quién reza para expresar la poesía de lo posible con la música de lo real.
Es que conozco a algunos cantores que tienen la voz del muchacho que anda de guitarra en guitarra como si fuera el trovador del próximo Enero o de la próxima celebración teñida con cualquier fecha, para encontrar la excusa que le permita cantar la última letra que le inspiraron los momentos de lucha contra cualquier cosa que se llame imperio.
Creo que una de esas personas a las que mas admiro por su constancia, por su creer en esto y ser consecuente con su conciencia, es Alejandrina Reyes. Una mujer nada facil de pensar, nada fácil de comparar con nadie y especialmente una conductora de sus propias experiencias, una obrera de lo mas lindo de la canción y sembradora de árboles como si los árboles fueran las letras que le crecen ante la gente que la admira.
Lo mismo pudiéramos decir de Jesús Mijares, un carajo irreverente y difícil de comprender, pero un cantor que cree en lo que piensa y en lo que hace, algunos creen que ya es un viejo cantor, pero no, Jesús es una voz a la orden del presente, de lo que ahora ocurre. De esto que transcurre a cada momento en un proceso revolucionario que nos necesita con la voz en el punto exacto de la canción.
Y así pudiéramos hablar de muchos amigos cantores que viven en ese pequeño espacio que solo los mejores saben habitar, que solo aquellos que cruzan cada mañana con la guitarra guindando en la espalda del tiempo saben de que color es la próxima canción que le rezarán a la vida.
Hace poco presenciamos un concurso de canto o de canciones organizado por el Concejo Municipal del Municipio Libertador, en ocasión de rendirle un homenaje a Alí Primera, el padre cantor. No me gustó. Creo que todo el que participa en un evento de esa naturaleza, mas que un premio, se merece el reconocimiento de aquél que lo está convocando, por que cantar no es un oficio de lujo, es la expresión de la constancia y la constancia de quién cree que cantar es la vocación de quién sueña y cree en lo posible.
En ese evento, vi y oí cantar a Mijares y a muchos otros y me encantó muchísimo la participación del Grupo Nuestra América del 23 de Enero, creo que ese grupo si no se mereció el premio, se mereció un reconocimiento por ser el mejor grupo revolucionario de voces que se deja oir en este país sin tener la necesidad de compararlo con otros grupos internacionales de mucha fama, ya que nuestro grupo no necesita de comparación porque ellos son buenos sin necesidad de compararlos, además de demostrar que son consecuentes y revolucionarios resteados con este proyecto de país que construimos con el amor y el sabor del pueblo.
Yo conozco a algunos de esos carajos que llaman cantores porque sé que existen y que viven en algún lado de la vida, y a pesar de no ganar nunca un premio, el pueblo los aplaude como si fueran el primer rayo de Sol de cada mañana que nos amanece en la conciencia. Nunca será suficiente un concurso para entender que nuestros cantores no necesitan premios, jamás habrá como un aplauso para entenderlo así...¿verdad señores concejales?
Se de algunos, que como Charango, casi nunca han cobrado por lo que hacen, pero también sé de otros que cobran demasiado por lo que dejan de hacer y posiblemente lo poco que hacen lo inscriben en nombre de una revolución que les queda al otro lado de la calle, es decir, no creen ni en esta, ni en ninguna otra revolución, de manera que viven de ella como si fueran vendedores de estampitas de algún Santo famoso.
Aunque ser revolucionario y cantor es una cosa aún mas difícil, es bueno recordar que también tenemos muchos buenos cantores revolucionarios que trascienden la miseria humana de los que no creen en la canción como un arma para existir mas allá de la palabra, aunque la voz es el corazón mismo del que canta para luchar por lo que cree.
Al igual que los poetas, los cantores son seres que andan por caminos donde hay muchas sombras, donde no se puede pensar que las ilusiones son esa parte de lo sensible que aflora después de cada cosa que se dice o se canta. Es que ser cantor o cantora es una experiencia inherente a lo humano, a lo que existe en el corazón de quién reza para expresar la poesía de lo posible con la música de lo real.
Es que conozco a algunos cantores que tienen la voz del muchacho que anda de guitarra en guitarra como si fuera el trovador del próximo Enero o de la próxima celebración teñida con cualquier fecha, para encontrar la excusa que le permita cantar la última letra que le inspiraron los momentos de lucha contra cualquier cosa que se llame imperio.
Creo que una de esas personas a las que mas admiro por su constancia, por su creer en esto y ser consecuente con su conciencia, es Alejandrina Reyes. Una mujer nada facil de pensar, nada fácil de comparar con nadie y especialmente una conductora de sus propias experiencias, una obrera de lo mas lindo de la canción y sembradora de árboles como si los árboles fueran las letras que le crecen ante la gente que la admira.
Lo mismo pudiéramos decir de Jesús Mijares, un carajo irreverente y difícil de comprender, pero un cantor que cree en lo que piensa y en lo que hace, algunos creen que ya es un viejo cantor, pero no, Jesús es una voz a la orden del presente, de lo que ahora ocurre. De esto que transcurre a cada momento en un proceso revolucionario que nos necesita con la voz en el punto exacto de la canción.
Y así pudiéramos hablar de muchos amigos cantores que viven en ese pequeño espacio que solo los mejores saben habitar, que solo aquellos que cruzan cada mañana con la guitarra guindando en la espalda del tiempo saben de que color es la próxima canción que le rezarán a la vida.
Hace poco presenciamos un concurso de canto o de canciones organizado por el Concejo Municipal del Municipio Libertador, en ocasión de rendirle un homenaje a Alí Primera, el padre cantor. No me gustó. Creo que todo el que participa en un evento de esa naturaleza, mas que un premio, se merece el reconocimiento de aquél que lo está convocando, por que cantar no es un oficio de lujo, es la expresión de la constancia y la constancia de quién cree que cantar es la vocación de quién sueña y cree en lo posible.
En ese evento, vi y oí cantar a Mijares y a muchos otros y me encantó muchísimo la participación del Grupo Nuestra América del 23 de Enero, creo que ese grupo si no se mereció el premio, se mereció un reconocimiento por ser el mejor grupo revolucionario de voces que se deja oir en este país sin tener la necesidad de compararlo con otros grupos internacionales de mucha fama, ya que nuestro grupo no necesita de comparación porque ellos son buenos sin necesidad de compararlos, además de demostrar que son consecuentes y revolucionarios resteados con este proyecto de país que construimos con el amor y el sabor del pueblo.
Yo conozco a algunos de esos carajos que llaman cantores porque sé que existen y que viven en algún lado de la vida, y a pesar de no ganar nunca un premio, el pueblo los aplaude como si fueran el primer rayo de Sol de cada mañana que nos amanece en la conciencia. Nunca será suficiente un concurso para entender que nuestros cantores no necesitan premios, jamás habrá como un aplauso para entenderlo así...¿verdad señores concejales?
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