El viejo mercado de Chacao luce con sus barbas como si el tiempo se hubiera detenido a pensar en el lugar exacto donde puedan estar sus antiguos y consecuentes marchantes de todos los tiempos, medita sobre su propia tragedia y mira hacia el futuro con sus canas pensativas y nada lo puede detener ya en su lucha por sobrevivir a este depredador iracundo que convertido en capitalismo salvaje le quiere quitar su condición patrimonial hacer de sus espacios un maldito centro comercial del tamaño de la codicia.
Los carajitos te fueron a visitar hoy viejo mercado, te fueron a llevar los colores de sus risas bonitas, y las carreras indisciplinas de la alegría que contagia los sueños de los adultos que aún sueñan.
Hoy se te lleno el corazón de niños y tus barbas de tiempo se te llenó del futuro maravilloso de esos pequeños muchachitos que con sus risas de colores que te protegerán de la infamia.
Por tu patio grande vi poner los caballetes todos manchados de travesuras y vi a Virginia con su sapo de dientes de chocolate queriendo morder la corteza del árbol negro que parió este pequeño encuentro con los seres más necesarios de tu existencia.
Vi viejo mercado, la piscina plástica y el mesón lleno de arcilla, vi los muñecos de globos y vi a Carlos Rodríguez recordando que él, alguna vez fue un carajito jodedor como estos que ahora adornan tu patio, como estos que hacen posible la sonrisa de satisfacción que da la alegría cuando viene acompañada de un arco iris donde lo posible es un maravilloso baño de sol que te hace más joven.
¡Que vaina contigo viejo amigo, ahora te quieren demoler los que nunca han sido tus amigos!
Hoy te vestiste de carajito y todos recordamos cuando muy cerca de ti quedaba aquél parquecito donde jugábamos a ser niños y que tú le sonreías desde lejos la satisfacción de ser ustedes los lugares patrimoniales que un tiempo después serían víctimas de la ambición de quienes no saben sonreír como sonríen estos muchachos que hoy te llenan de caramelos esos viejos sueños tuyos de cuando estabas lleno de flores y todos tu puestos eran un bullicioso intercambio de pequeñas crónicas que aún hoy se cuentan.
Te coparon los espacios con toldos y pusieron globos de colores como si estuvieras cumpliendo años y fue bien bonito ver como te quieren esos que tienen dos años resistiendo al oscuro fascismo, para recordar a los vecinos que aún estás vivo, que no morirás mientras los niños jueguen a crecer y mientras tu pueblo respire el aire de la victoria popular como el único juego que nos permitirá dormir tranquilos.
Ni siquiera nos dimos cuenta cuando comenzó el acto, ni siquiera vimos cuando los carajitos la emprendieron contra el sapo, ni si el sapo era el inefable Leopoldo López de tus dolencias o si los niños eran el cuento que contaba Virginia donde le protagonista era este momento bonito donde tú eras feliz, porque te vimos feliz toda esta tarde hermosa que te ofrecieron quienes te defienden de la globalización.
¡Cónchale viejo Mercado! hoy me sentí otro muchacho más. Hoy recordé cuando venía a recoger mangos por las calles de tu Chacao hermoso de aquellos tiempos, de cuando no se podía caminar por tus pasillos de tanta gente, de cuando los viejos conversaban en la plaza y algunos recordaban a la Hacienda del padre Sojo y todas esas cosas bonitas que se hablan de ti, de cuando eras el centro donde la gente se encontraba para saludarse y abrazar al tiempo que se largaba después de su visita.
Pero la risa de los muchachos interrumpe los recuerdos y es que el payaso del monociclo ha hecho que la risa nos acompañe el resto de esta tarde bonita donde todos te rinden el homenaje hermoso a la memoria de los tiempos, esos tiempos que te convirtieron en el sitio de todos, el lugar para todos. Hoy, la Chacao recién llegada que pretende hacerte un monumento al recuerdo, pues no, el pueblo no lo puede permitir y tu eres el pueblo.
Ahora nos marchamos... vamos a encontrarnos con el Dr. Yorlando Conde en un acto en la plaza El Venezolano donde le rinden homenaje a otro viejo patrimonio del amor, Alí Primera. Otro día vendremos con más calma y te escribiremos algunas de esas crónica maravillosas que estos desconocidos que te quieren demoler jamás tendrán corazón para sentir que eres el centro de la pequeña historia de los seres que habitan la memoria de los pueblos.
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