Vamos a Crear es el resultado de las Actividades Culturales entre: los trabajadores del Metro de Caracas, El Concejo de Gestión del Calvario, FUNDARTE, La ONA, Consejos Comunales del Sector Caño Amarillo, El Colectivo Cultural "ARCOÍRIS DEL SUR" y demás Organizaciones Públicas y Comunitarias que hacen vida cultural en estos espacios.

jueves, 4 de noviembre de 2010

UN PEQUEÑO ENCUENTRO CON CESAR RENGIFO

MAS CERCA DEL PUEBLO QUE DE SÍ MISMO.

En aquél piso 10 del edificio de la biblioteca Central de la U.C.V, en aquélla pequeña oficina del departamento de Arte, conocí a dos hombres que luego marcarían mi vida cultural para siempre, Aquiles Nazoa y César Rengifo. El primero, el poeta de todos, el amigo de todos, el hermano de todos. El segundo era el rostro del hombre de pueblo que nos crece en la vida, el amigo que nos madruga a la hora exacta en que la madrugada se convierte en mañana y se hace un acto mágico donde los colores son la expresión mas hermosa de las manos.



Así conocí a Cesar Rengifo. En un día cualquiera en la cotidianidad de nuestra casa que vencía (en aquélla época) las sombras, en el famoso Curso de Capacitación Teatral, del cual era uno de sus pilares mas importantes.



Allí conocí a muchos de los que hoy siguen siendo sus amigos, esa gente que aún es habitada por la labor cultural de un hombre que les creció en la conciencia, de un hombre necesario que no termina de pasar porque se dispersó entre las multitudes y se hizo multitud mas allá del escenario de su propia obra.



Es que hablar de Cesar no es fácil, se hace necesario hablar de todo y decir de todo para poder entender que de sus manos, no solo surgió la destreza del pincel o la paleta, también sus manos hablaron por medio de la pluma versátil que lo cubrió de los honores mas importantes con que se puede mencionar a un escritor.



Ahora, después de haber transcurridos los 30 años de su siembra, César aún vive entre nosotros y recorremos con él cada acto importante de su largo camino por la vida, dejándonos tocar sus palabras desde este espacio bonito donde siempre lo seguiremos recordando.



En la Casa del Artista, se convocó esta pequeña reunión de amigos donde después de muchos años, volví a ver a aquél Ibraím Guerra de los años sesenta, de los mismos años en que también sobresalía de la actividad teatral otro fenómeno llamando VIMAZOLULEkA, quién venía de la mano del inefable Levy Rossel, esos carajitos que tenían talento para sobrevivir en un mundo lleno de muchos probados hombres que sobresalían a la luz de un público bien exigente.



Esta tarde bonita en la Casa del Artista, se convirtió en una conversadora entre amigos y conocidos encabezados por otro importante de las tablas, Humberto Orsini, aquél Humberto bohemio que cruzó el océano para traerse a Brech en sus valijas de sabedor del teatro rebelde y de conductor de una nueva manera de decir del teatro de su momento.



Esto era un pequeño encuentro con Cesar Rengifo, un inevitable encuentro con el artista que no se conformó con marcharse físicamente, sino que también ahora nos convoca a leerlo y a decir de él lo importante que sigue siendo para esta Venezuela en revolución que crece con sus hombres mas allá de las palabras.



Allí estaban sus amigos de siempre, además de Orsíni y de Ibraim, el viejo Saul Rivas Rivas tenía algo que decir de Cesar, Pedro Riera, quién aún comparte la clandestinidad con Manuelote y el viejo Juan plaza, con su característica parsimonia de hombre de la vida, Sin poder dejar de mencionar a Silvia, ese motorcito que transcurre entre el Rengifo teatro y el poeta Rengifo que se le escurre por las palabras como si fuera una mariposa de todos los días.



Allí estaban todos, o casi todos aquéllos que lo acompañaron alguna vez durante los cinco segundos infinitos de su vida. Esos mismos personajes que hicieron del Triangulo un espacio para construir sueños y hacer de la palabra el sitio exacto de una tertulia interminable que se hizo voz y crónica de un personaje que no podía estar ausente mas nunca.

Oí decir tantas cosas de Rengifo en un espacio de tiempo tan pequeño, que casi me olvido del documental que la noche anterior nos había presentado Juan Plaza en el Centro Simón Bolívar, en una velada al lado de la obra insigne del pintor Rengifo. El Origen de Amalivaca" ese trabajo recién restaurado que los mismos caraqueños no conocen como parte de la ciudad, como espíritu de lo mas importante de la espiritualidad histórica de la Caracas subversiva de siempre.

Aquél modesto acto me pareció un momento especial, en un día donde la lluvia fue mi compañera inevitable, un acto bonito donde se dijeron las mismas flores que Cesar alguna vez pintó para deleite de este breve encuentro donde sus amigos me hicieron su amigo nuevamente.

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