El amor tocó las puertas de la estación Bellas Artes. El día de los enamorados llegó por el subterráneo y se instaló en el corazón de los usuarios del sistema en una tarde donde el Bolero amansó la prisa de los transeúntes y entre recuerdo y recuerdo los vapores del amor se hicieron sentir mas allá de la canción.
El tiempo exacto de la canción se hizo presente en la voz transparente de Roxana Marín en un momento azul de la canción que le llega desde el horizonte de las cosas, desde lo mas profundo de la mujer enamorada, desde la locura de la dama hacedora de silencios.
La tarde se floreó de amor y los espacios de la estación se poblaron de canciones y el amor se paseó por cada sitio y por el corazón de los transeúntes que fueron víctimas de la ternura de lo que alguna vez un hombre o una mujer enamorada escribieron como razón de ser de la existencia.
Mijares y el poeta Negel Machado en una integración entre el bolero llorón y la poesía inspirada en el arrebato mas profundo del despecho, hicieron que los inspirados asistentes corearan la esencia de una canción cómplice de un recuerdo clandestino y testigo de un amor que alguna vez les llenó el corazón de palabras.
Fue entonces que las voces se tornaron la tarde y de la magia sentimental sale de la cajita de música de la Coordinación de Cultura del Metro, la sutileza de Milagros López hizo presencia acompañada por el inefable Lubert Pulvar quienes nos hicieron suspirar algunos recuerdos y nos permitieron encontrarnos con el testimonio de aquellos momentos hermosos de nuestros mejores años mozos.
Entre libros y suspiros, entre una media tarde enamorada y el maravilloso calor de la poesía del guayabo, las viejas canciones cautivan a los transeúntes que abordan los trenes en medio de las añoranzas de un pasado que acaba de emerger en ellos como si revivieran los momentos aquellos en que fueron flechados por un gran amor.
Es que Milagro se sembró en el corazón de los cautivados usuarios y su voz recorrió los sentimientos mas encontrados y como si fuera un trago espirituoso, su voz los hizo enternecer como si estuvieran viviendo un pasado colorido con los mas embelesados "besos de fuego" y algo mas.
Todo un encuentro con el amor que resurgió entre los escombros de los recuerdos mas insólitos y los besos mas íntimos, expuestos a la luz del abrazo mas cálido y silencioso que podamos llevar en la valija de este viaje hermoso por las vías generosas del corazón.
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