Los altos de Pipe es el sitio de mayor altura a lo largo de toda la carretera Panamericana entre Caracas y Los Teques, un lugar paradisíaco con el encanto de una vegetación boscosa que invita a la paz y al sosiego, un lugar bien escogido para instalar allí el centro de investigaciones científicas mas importante del país, en otras palabras, un paraíso a pocos minutos de la escandalosa ciudad capital.
Allí en medio del encanto maravilloso de la naturaleza se encuentra la unidad educativa Romulo Gallegos, un espacio bonito que se diferencia de las otras escuelas porque no tiene muros perimetrales ni cercas que limiten sus espacios ni la libertad de ver mas allá de lo que está a la vista.
Bajo el encanto de tanta belleza, los niños que forman la comunidad estudiantil son esos privilegiados que habitan cada rincón donde los sueños se hacen poesía y la poesía el patio extraordinario donde la infancia transcurre con la magia de una naturaleza que crece como los niños y se hace grande como el corazón de las mañanas nubladas donde nace el realismo extremo de la muchachada que se hace adolescente con el verde de estas montañas de colores.
Llegamos a la escuela montados sobre nuestro Arcoiris, sobre cada palabra de los cuentos del Caimán de Sanare, sobre la voluntad hermosa de compartir con los niños ese poquito de amor que llevamos envuelto en las bolsas de celofán donde se guardan las palabras. Es que llegar a un lugar tan posible hace que nos comportemos como los guardianes permanentes de tanta belleza.
Con nosotros llegaron otros niños, los carricitos de la Unidad Educativa Mariano Picón Salas, quienes traían la misión de convertir estos espacios un encuentro con la cultura, un encuentro con la luz de nuestras tradiciones expresadas en el hermoso danzar de las diferentes regiones de la Venezuela niña que crece con ellos como si fuera una mañana de todos los días donde todos los días los niños son de verdad-verdad.
Entre verdes y maravillas El Perro del Cerro y La Rana de La Sabana en las voces de Jorge y Nieves suben el telón de nuestro arcoiris y un circulo de muchachos se hace alrededor del pequeño comedor de la escuela que era el sitio que nos servía de escenario, entonces, seguidamente Mijares se trajo consigo el Tararí de los niños traviesos y nos puso a cantar a todos como bandada de pajaritos alegrando aquélla escuela linda que no estaba vestida de niña.
Entonces, el viejo Caimán de Sanare se hizo presente con El Duende de la Auyama, un cuento de campo que encantó la atención de los pequeños para dar paso a los colores del joropo mágico de los carajitos de Figueroa que bailaron mas lindo que nunca y llenaron de llano todo aquél patio donde los muchachos se hicieron parte de una mañana bien bonita.
De esta manera, entre cuentos y joropos dimos por concluida nuestra participación en la Unidad Educativa Romulo Gallegos y nos despedimos hasta nuestro próximo encuentro en el octavo Festival de Cuentos Infantiles Lorenzo Pérez a realizarse en la Unidad Educativa Estado Aragua en la comunidad del Cují, evento que significa el mas importante acto que nuestros niños protagonizarán este año.
...y Rosita, Nieves, Mijares, Jorge, el profesor Rondón y Ernesto volvieron a la realidad de la rutina de todos los días, con el entusiasmo de haber recorrido otra ruta del Arcoiris que nos lleva siempre a un lugar distante el uno del otro solo la voz de los muchachos que siempre nos acompañan para todos lados.
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